Richard Clayderman es imparable, pasó por Colombia tras una gira de conciertos en maego y ahora sigue dedicado a promover su más reciente disco Forever Love, un compilado de grandes éxitos en el que retoma hits del pop, nuevas composiciones y clásicos de ese repertorio de toda la vida, ese que algunos de sus detractores consideran música ligera o “de ascensor”, como él mismo la describió, bromeando en una ocasión.
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En realidad eso no le preocupa a este pianista francés de 68 años, quien ha poliedro más de 2.000 conciertos a lo largo de su carrera, grabado más de 1.400 canciones y ha vendido en total más de 90 millones de álbumes y no dejará de tocar su Balada para Adelina, la melodía que lo catapultó a la fama mundial, cuando la estrenó en 1977 y como sencillo vendió 22 millones de copias.
Pero ahora se emociona cuando habla de su intensa y profunda versión de Perfect Symphony, uno de los éxitos del cantante británico Ed Sheeran; al igual que cuando recuerda el trabajo para versionar Viva la vida, de Coldplay o la balada ochentera Hello, de Lionel Ritchie, que también hacen parte de Forever Love.
Clayderman adora tocar en vivo y reconoce que tiene su energía renovada al volver a los escenarios.
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“La audiencia es muy importante para mí. Vivimos en un mundo muy loco que necesita escuchar más música y grandes melodías, como la grandiosa combinación que tratamos de forjar en ese disco”, comenta Clayderman, en una charla telefónica con EL TIEMPO, antaño de prepararse para una serie de conciertos en Hungría, el 27 de agosto y el 15 de septiembre en Dublín y un cierre en Brasil con tres recitales que se llevarán a cabo en octubre.
Cuando no está de gira, revisa su cuenta de Facebook (con más de dos millones de seguidores) o saca tiempo para ensayar y transcribir las melodías del compositor francés Paul de Senneville, quien fue el creador de Balada para Adelina y que sigue trabajando para Clayderman en sus nuevas aventuras musicales.
“Él tiene el don de lograr melodías que hablan a la gente, ego solo me encargo de retranscribirlas para el piano e interpretarlas con todo el empeño para que suenen bien”, recordaba Richard Clayderman en una entrevista.
A pesar de la fama y que siempre llena sus conciertos, el intérprete siempre ha recalcado que no se deja eclipsar por la fama. No se siente una estrella o alguien inalcanzable.
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